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PagafantasAunque también puede haber algún que otro dramático caso de pagafantismo femenino, los pagafantas suelen ser hombres. Tipos que, a pesar de que nos hemos metido de lleno en el siglo XXI, siguen intentando ligar con mujeres a base de fingir una larga y entrañable amistad con ellas. Una parte de los casados más calzonazos fueron en su tiempo pagafantas recalcitrantes. Los hay que estuvieron dos o tres años sin atreverse a llevar la contraria a, según ellos, su mejor amiga, tomando largos cafés con la muchacha, llevándola en coche a su casa o yendo al teatro para ver adaptaciones de obras clásicas. Es importante destacar que la etapa matrimonial de estos sujetos babosos, excepto por algunas noches de sábado, viene a ser lo mismo que el largo período de cortejo. Por muy mal que suene, estos fulanos son perfectamente conscientes de que es muy raro que le gusten a una chica de buenas a primeras, algo que sí que pasa con otros varones. Esta circunstancia los lleva a rebajarse, a venderse barato y a ofrecer una mansedumbre impensable para el típico gachón con el que, en realidad, su supuesta compañera del alma querría ir a ver esas representaciones teatrales llenas de anacronismos ideológicos. Así se comportan con las féminas, con el sexo masculino muestran una cara muy distinta. Suelen ser envidiosos y muchas veces ven competencia donde no la hay. Una de sus técnicas preferidas es interrumpir conversaciones, no vaya a ser que alguno consiga en media hora lo que ellos llevan intentando desde la antepenúltima verbena de San Juan. Oye, todo eso que estás diciendo no es cierto, Enrique es un amigo de verdad y si es muy amable conmigo, es simplemnete porque es su manera de ser. Sí, tú prueba a comer muchos pasteles y a ponerte como una vaca, y ya verás cómo el campeón de Enriquito desaparece del mapa en cuestión de días. ![]() ![]() ![]()
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